EL EJERCICIO Y LA CARDIOPROTECCIÓN
El ejercicio regular puede ayudar a prevenir un infarto.
Descubra los mecanismos biológicos implicados
Se conoce que el ejercicio regular reduce varios factores de riesgo cardiovascular, incluyendo la hipertensión, la diabetes mellitus, la obesidad, los lípidos sanguíneos, el riesgo de trombosis (coagulación sanguínea) y disfunción endotelial (vasos sanguíneos), (Shephard y Balady, 1999). Por lo tanto, parece que la relación entre el ejercicio y la reducción de la tasa de mortalidad cardiovascular se debe a la reducción de uno o más factores de riesgo.
Enfermedad de las arterias coronarias - Ataque cardíaco - Infarto
La enfermedad de las arterias coronarias (EAC) es la principal enfermedad del sistema cardiovascular; el ataque cardíaco o infarto del miocardio es una de las patologías relacionadas con las enfermedades de las arterias coronarias. Se consideran la causa de muerte número uno debido a patologías cardiovasculares. Las EAC son causadas por la aglutinación de placas (ej. formación de colesterol, calcio y tejido fibroso) dentro del vaso coronario (Barrow, 1992). Esta aglutinación de placas dentro del vaso coronario, también conocida como ateroesclerosis, origina un estrechamiento de las arterias coronarias que disminuye el suministro de oxígeno al corazón debido a un flujo coronario de sangre reducido. El hecho que origina la lesión cardiaca durante un ataque al corazón, comienza con un bloqueo transitorio de los vasos sanguíneos coronarios que usualmente es originado por un coágulo atrapado por la estenosis coronaria. Mecanismo biológico el ejercicio ayuda a prevenir enfermedad de las arterias coronarias
![]() Los estudios epidemiológicos indican que comparados con los individuos sedentarios, los sujetos físicamente activos tienen una incidencia más baja de ataques al corazón (Lee et al., 1995). Además, estas investigaciones también demuestran que la tasa de supervivencia de las víctimas de ataques al corazón es mayor en los individuos físicamente activos comparados con sus contrapartes sedentarias (Berlin y Colditz, 1990).
Es un hecho que el ejercicio disminuye el riesgo de ataque al corazón, pero también protege al corazón en el momento en el que sobreviene un infarto. Este segundo beneficio es de sumo interés en la protección del corazón después de un ataque cardíaco. Ejercicio y reducción del riesgo de enfermedades cardiovasculares:
Mecanismos biológicos Al menos tres mecanismos fundamentales podrían explicar el efecto de protección cardiaca del ejercicio:
Inducción de las proteínas de choque térmico del miocardio
![]() Las proteínas juegan un papel importante en el mantenimiento de la homeostasis en las células cardiacas y en otro tipo de células. El daño a las proteínas existentes o un deterioro de la síntesis de proteínas durante la isquemia, produce un desequilibrio de la homeostasis celular. Para combatir este tipo de desequilibrios, las células responden sintetizando un grupo de proteínas llamadas "de choque térmico".
Estas proteínas son estimuladas por una variedad de situaciones estresantes, que incluyen la elevación de la temperatura corporal y el ejercicio prolongado (Powers et al., 1998). Numerosos estudios indican que el incremento de los niveles celulares de proteínas de choque térmico puede suministrar cierta protección en contra de las lesiones celulares ocasionadas por la isquemia (Hutter et al., 1994; Marber et al., 1995). Incremento de la capacidad antioxidante del miocardio
![]() Una protección incrementada en contra de la lesión cardiaca producida por los radicales es otro mecanismo potencial que puede ser usado para explicar la protección cardiaca relacionada con el ejercicio durante un ataque cardíaco. Los radicales libres son moléculas altamente reactivas que se producen durante la isquemia del miocardio.
Los antioxidantes son moléculas capaces de remover los radicales y por lo tanto prevenir la lesión celular mediada por ellos. Las células contienen numerosos antioxidantes enzimáticos y no enzimáticos que se producen en forma natural. Las principales enzimas antioxidantes de defensa incluyen a la superóxido dismutasa, la glutatión peroxidasa y la catalasa. Otros componentes tales como el glutatión y las vitaminas E y C son antioxidantes capaces de neutralizar a los radicales y prevenir la lesión celular. En la actualidad se sabe bien que el ejercicio puede elevar los antioxidantes miocárdicos (Powers et al., 1993, 1998) Aumento de la disponibilidad de óxido nítrico en el músculo cardíaco
Por su parte el óxido nítrico, un gas de vida media muy corta producido en el interior del cuerpo, activa vías químicas que relajan los vasos sanguíneos y mejoran el flujo sanguíneo.
Juntos, los nitrosotioles y el nitrito, químico donde el óxido nítrico se une a las proteínas por medio de azufre, se comportan como “tanques de almacenamiento” de óxido nítrico para ser liberado en los casos en que el cuerpo lo requiera, lo que ocurre en el infarto donde hay poco flujo sanguíneo al tejido del miocardio y este sufre de hipoxia – isquemia. Lo que hace a los nitrosotioles y nitritos posibles agentes de protección contra lesiones por ataque al corazón.
Nuevos estudios prueban que el óxido nítrico producido durante el ejercicio, se mantiene en el corazón y el torrente sanguíneo en forma de nitrosotioles y nitrito. Estas formas intermedias de óxido nítrico son más estables y cruciales para la protección contra ataques cardíacos posteriores. Los beneficios del ejercicio relacionados con este mecanismo no son duraderos. En experimentos con ratones, los investigadores revelaron que las 4 semanas de entrenamiento en una rueda ofrecían protección contra una arteria coronaria. Cuando la arteria fue bloqueada, el grado de músculo cardíaco lesionado por el bloqueo fue menor después de las 4 semanas de ejercicio y se mantenían protegidos hasta 7 días después de suspender el entrenamiento. Nuevos estudios prueban que el óxido nítrico producido durante el ejercicio, se mantiene en el corazón y el torrente sanguíneo en forma de nitrosotioles y nitrito. Estas formas intermedias de óxido nítrico son más estables y cruciales para la protección contra ataques cardíacos posteriores. Los beneficios del ejercicio relacionados con este mecanismo no son duraderos. En experimentos con ratones, los investigadores revelaron que las 4 semanas de entrenamiento en una rueda ofrecían protección contra una arteria coronaria. Cuando la arteria fue bloqueada, el grado de músculo cardíaco lesionado por el bloqueo fue menor después de las 4 semanas de ejercicio y se mantenían protegidos hasta 7 días después de suspender el entrenamiento. Proteja su corazón con ejercicio El ejercicio regular y la ingesta dietética de los antioxidantes nutricionales adecuados, son dos factores de estilo de vida, que están bajo nuestro control y que han demostrado suministrar protección para el corazón. Ejemplos de actividades que suministran cardioprotección son la carrera, la caminata y el ciclismo entre otros. La protección relacionada con el ejercicio en contra de las enfermedades cardiovasculares obedece a una relación de dosis respuesta, en otras palabras, el riesgo de muerte de enfermedades cardiovasculares es progresivamente más bajo a medida que el gasto energético en el ejercicio se incrementa desde 500 a 3500 kcal/sem. Para iniciarte en un programa de entrenamiento físico recomiendo leer GENTE ACTIVA- GENTE SALUDABLE |
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